La escapadita a la siempre congelante Berlín sirvió para valorar la incipiente primavera que vivimos en Heidelberg. El clima es tan amigable que un par de días logramos sacarnos los camperones y pasear sólo con un pulóver puesto. El primer domingo que pasamos en Heidelberg, en una caminata junto al río Neckar, nos encontramos a estos grafiteros que le ponían un poco de onda a esta ciudad formalísima.
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