lunes, 31 de octubre de 2011

Fotorrepo: Game over, Frankfurt

Esto está pasando hoy en Frankfurt, corazón económico de Alemania y del Munnndo.

Occupy Frankfurt me encontró sin cámara, perdonen la deplorable calidad de la imagen, Blackberry acepto canje por modelo mejor, I-phone a vos también te quiero.





jueves, 27 de octubre de 2011

Diario de soltero IV - Día 3

Dormí mal, creo que la lectura de los últimos capítulos de Wakolda, más cierto estrés de estación, me alejaron del sueño prolongado. Arranqué temprano con la compu, decisión que tuvo su consecuencia con un ardor de ojos hacia la tardecita, pero no me quedaba otra. Hice varios tests teóricos para sacar el registro, con un promedio de 70% de respuestas correctas, salió el sol y decidí ir a correr, para despejar la bocha y mover el culito. Pasé de nivel en el sistema del sofá a 5km y esquivé el ataque de un perro mientras me esforzaba por respirar.

Trabajé bastante, me inventé una salidita a la tarde, una vuelta shopinguera, que incluyó la invención del término 'karbonische papier' en un negocio, no me entendieron, agarré un talonario de facturas que había por ahí, se lo mostré a la empleada, le hice el gesto de escribir, puse una carula, me entendió, me dijo el término en alemán pero también me aclaró que no vendían. Pasé por la escuela de manejo, la comunicación osciló entre mi mal alemán y el mal inglés de la secretaria, me dijo que tengo que hacer un par de trámites que nunca me habían dicho, volví a casa, laburé un ratito más, hablé con mi amigo Edu, con quien nos encontraremos en breve por acá, clavé un yufka en el camino a la terminal y fui a buscar a Perez, que llegó puntual y cansada.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Diario de soltero IV - Día 2

Mannheim.
Lluvias.
Poca luz.
Llamados telefónicos a Buenos Aires para resolver algunos temitas.
Un vino alemán con gusto a remedio.
Una sonrisa llamada berenjenas al escabeche.

martes, 25 de octubre de 2011

Diario de soltero IV - Día 1

Muy temprano, a eso de las 7, Perez se despertó para ir a su reunión de laburo. Yo estaba zombie porque me había quedado hasta pasadas las dos mirando la fiesta de la democracia. Nos tomamos unos mates con Cristina de fondo y nos despedimos hasta el miércoles. Miré algunos videos más y ya no me pude dormir. Di vueltas en la cama, pero era imposible, así que decidí abrir la Bed Office, o sea, laburar en la cama. Desgrabé una entrevista bastante larga y aburrida y más tarde, en un esfuerzo de producción, salí a correr a orillas del Neckar. A la tarde fui en búsqueda de un pantalón de entrecasa, que se me viene negando y, por cierto, todavía no encontré. También tuve algunas dificultades para comprar sal gruesa, recién conseguí en el tercer supermercado al que fui. No entiendo. ¿Los alemanes no usan sal gruesa? Acá la llaman sal italiana y la necesitaba para mi principal proyecto de las próximas horas: berenjenas al escabeche.

La recorrida vespertina en búsqueda del pantalón y la sal gruesa la hice con la compu a cuestas, porque mi plan era sentarme a laburar en algún bar. Fue difícil encontrar uno lindo. Terminé eligiendo uno malo y conocido, que tiene el menú escrito en turco y la música funcional es ad hoc. Volví a casa a seguir laburando y a leer algunas notas más sobre las elecciones. Por cierto, qué manera de extrañar los diarios de papel durante todo el día. Entrada la noche, algo aburrido, dije algo en voz alta y noté que no hablaba hacía un par de horas, así que llamé a mi amigo Herno y hablamos una hora y media por teléfono. Antes de dormir hubo un último chapuzón de laburo.

La jornada en números:
Berenjenas a escabechear: 4 (no compré más porque no tengo tantos frascos).
Precio del café que me tomé: €1.90.
Veces que chequeé nuestro correo postal: 3 (no esperaba nada en particular pero estaba aburrido).
Charlas telefónicas con Perez: 3 (todas breves).

martes, 18 de octubre de 2011

Afrolatino

Todos los que tenemos rulos quisimos pelo lacio y viceversa. "¿Por qué no te dejás el afro?", nos preguntan una y otra vez a los enrulados. Porque no es fácil llevar medio metro de rulo en la cabeza, sería la respuesta obvia. Como ya contamos en otro post, ninguno de los dos pasó por el friseur todavía y eso está facilitando el quiebre de récords históricos de largo y abundancia. En mi caso, me entregué al afro. Por el momento, sólo me lo bato antes de bañarme, como una gracia puertas adentro. Algún día de estos, iré a un recital o a algún lado con una buena porra.



Aclaración: algunos rulos se achicaron ante la lente, ya tendrán más novedades de esta apasionante evolución capilar.

domingo, 16 de octubre de 2011

El extraño caso de los pantalones en Alemania

Me compré dos pantalones en ESPRIT. Suele ser una vidriera que ni miro porque las cosas son carísimas (y lindas y aparentemente buenas). Pero en Frankfurt entré al local de la calle Zeil, que ostentaba sus carteles de SALE, a ver si la cosa iba en serio. Jose me avisó: mirá los pantalones. Después de mucho buscar, encontré tres modelos distintos de mi talle. Acá mi talle, 36 todavía, pero 36 hot a fuerza de Nutella, no se consigue. Llegué a temer que no existiera. Hasta consulté con una vendedora en París, ilusionada con la posibilidad de comunicarme en francés y descrifrar el misterio. Parece que no hay tal misterio. Mi 36 es un 26 acá y no se consigue, seguramente porque hacen pocos. Acá soy XS. Pues bien, ESPRIT tenía 26 y hasta un 25. A buen precio, EUR 29. Me probé tres, me llevé dos. Un jean BOY FIT la mar de cómodo para estar en casa y otro corderoy gris para el frío que, joda joda, ya empezó. Ninguno de los dos me volvió loca, pero el abrigo, tanto indoors como outdoors, empieza a ser una urgencia.

No pretendan fotos, no soy Luli B. lovely thing.

La moraleja para las viajeras: muchacha, nunca olvides que en Europa las ofertas son ofertas.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Todo lo que es actividad física

El sábado fuimos a correr. Sí, lectores, a correr. Del sofá a los 5 km, promete el folleto. No fue una experiencia feliz para quien suscribe. Ya lo sabía. El test de Cooper es uno de los recuerdos más traumáticos que conservo del secundario. La parte de la sintomatología se las voy a ahorrar, algo ligado a la respiración que, créanme, no les interesa. Con decirles que el paisaje de la ribera mannheimer fue lo más lindo de todo.

Lamento consignar que si bien no abandoné, no volví a salir. Pero hoy hubo segunda sesión de yoga, oh sí. La lucha contra el sedentarismo y la mala postura no tiene cuartel. Los atacaremos por los medios que sea, pero NO PASARÁN.

Hacia una nueva ontología

No sabía que podía existir "mal depilada" como estado del ser.

martes, 11 de octubre de 2011

Apagá la tele

Perez nunca quiso la tele que nos consiguió L., casi antes de tener departamento. Yo sí. Creía que nos podía servir para ponernos en contacto con el idioma, más allá de que me salvó en algunos momentos de soledad y vi Roland Garros y partidos de la Bundesliga. No la prendíamos hacía más de tres meses, pese a que Perez había solucionado el Mundo Caca que traía incorporado. Ocupaba bastante lugar y juntaba pelusa a lo loco.

El lector perspicaz notará que estamos hablando en pasado.

Ayer, mientras volvíamos de una tarde adrenalínica (mentira, fuimos al correo y a hacer unas compritas para subir las emociones, imagínense) vimos varios montones de basura de gran tamaño. Eso acá se llama Biotone y se saca cada dos o tres meses. No hay que dejar pasar las oportunidades. Una lámpara que nunca logramos hacer andar, y que nos había salido 2 euros, estaba esperando turno hacía bastante. Llegamos a casa y le dije a Perez de sacar la tele. Me miró con cara de sospecha.
- ¿Seguro? ¿Y los partidos y todo eso?
- Ya fue.
Con bastante esfuerzo, la cargué hasta la calle, junto a un cable larguísimo que me hizo compañía al costado de la cama durante estos meses. También le dejamos el control remoto y un cartel que escribió Perez: "Das funktioniert". Ojalá la haya manoteado alguien que le sirva.

jueves, 6 de octubre de 2011

Yoga

En París tomamos una clase de yoga con Vero y refrescamos nuestros modestos conocimientos en la materia.

Hoy, hicimos lugar en el dormitorio, tiramos unas mantitas al suelo (que hubo que sacar a la hora del adomuka porque resbalaban, claro, qué amateurs) e hicimos cincuenta minutos de yoga. Para nosotros, que no somos precisamente yoguis (en mi caso más que nada porque me aburre), es todo un logro.

Para mí fue clave haber dado con el playlist adecuado. Cuando hacíamos yoga en Buenos Aires, me gustaba mucho un disco que ponía la profe y que resultó ser de Nina Hagen.





"Om Namah Shivay" se puede bajar de acá:

Consejo para las hiperlaxas: no te confíes de tu condición, no hagas el puente de una. Yo sé por qué te lo digo. Ay.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Cueros

¿Alguien me explica por qué el argentino en cuanto puede se queda en cueros?


Esto es en París, a nuestra llegada de Bretagne, con un calorcito inédito para septiembre, pero que no justificaba este ataque de exhibicionismo por parte de los jugadores. Huelga decir que en esa placita de barrio nadie más estaba en panza, como dicen las sobrinas de Jose cuando (¡qué manía!) se saca la remera.

Cierta persona que toma mate a mi lado y a quien no voy a nombrar, quiere que cuente quién ganó el torneo de ping pong, pero no le vamos a dar el gusto porque lo importante es competir (y ponerse en cueros).

lunes, 3 de octubre de 2011

Candombe berlinés

Así como me ocupé de buscar departamentos, también tuve tiempo para temas más gratos, como es el candombe. Me puse en contacto con el profe, le conté que venía con mucha abstinencia y que, por el momento, podría ir a un sólo encuentro, porque vivo lejos. Me invitó para el martes. Estuve pensando en eso toda la semana. Llegué a un edificio viejo, del subsuelo se escuchaban unos tambores. Pregunté, en alemán, me indicaron, entré. Eran cinco, contando al profe, buen número, saludé, todos latinos, o casi, me senté en la ronda, me descalcé, porque la mayoría estaba descalza y además porque las zapatillas me apretaban de tanto caminar, agarré un tambor, hablamos dos pavadas, me pasaron el toque, llamada, entran los pianos, cabezazo, entramos los repiques, bastante bien por ser la primera vez.

Me senté al lado de un uruguayo que vivía hace 16 años en Berlin y tenía una colita muy finita que le salía casi de la nuca. Tocaba bien y me pasó mucho yeite en poco tiempo. Me encantan esos momentos en los que todo lo que te dicen parece importante: "más mano, menos palo"; "más floja la mano"; "pegale con las yemas". Yo intentaba absorber todo y copiar. Intentamos acelerar, mi compañero queda en la banquina. El profe para la clase, nos caga a pedos en español, lo volvemos a intentar y, ahora sí, con la gracia del colectivo lleno que acelera por una avenida y no deja subir a más nadie, tocamos más rápido, me olvido de todo, sonrío y le doy. Me empiezan a doler las yemas, es una buena señal.

Con la mirada el profe me señala el palo, como diciendo "más despacio, flaco", intento controlarlo. Casi sin darme cuenta, estoy tocando candombe, un ritmo al que le tenía muchas ganas hace unos años. Y suena. El alemán que tengo a la derecha tira unos arreglos que tienen menos candombe que Roger Waters, el profe le dice que no es musical lo que intenta hacer, le explica dónde está el sabor, por qué los acentos, por qué lo que él hace es un daño, el tipo lo escucha y entiende pero insiste. No importa. Preguntan si tocamos una más o si nos vamos. Una alemana, para mi, la que mejor tocaba, dice que toquemos un poco más, me sumo al pedido. Clave en la madera, los pianos hacen un arreglito que les enseñó el profe, entramos los repiques, entran los pianos, se arma el tuco, como decía Andy, aceleramos, intento que la mano izquierda suba y baje, como picando una pelota, como me dijeron, aceleramos un poquito más y la cosa empieza a tener gracia, llamada, terminamos todos juntos, sonrisas, despedidas en castellano y ojalá nos volvamos a ver pronto, amigos candomberos de Berlin.