lunes, 3 de octubre de 2011

Candombe berlinés

Así como me ocupé de buscar departamentos, también tuve tiempo para temas más gratos, como es el candombe. Me puse en contacto con el profe, le conté que venía con mucha abstinencia y que, por el momento, podría ir a un sólo encuentro, porque vivo lejos. Me invitó para el martes. Estuve pensando en eso toda la semana. Llegué a un edificio viejo, del subsuelo se escuchaban unos tambores. Pregunté, en alemán, me indicaron, entré. Eran cinco, contando al profe, buen número, saludé, todos latinos, o casi, me senté en la ronda, me descalcé, porque la mayoría estaba descalza y además porque las zapatillas me apretaban de tanto caminar, agarré un tambor, hablamos dos pavadas, me pasaron el toque, llamada, entran los pianos, cabezazo, entramos los repiques, bastante bien por ser la primera vez.

Me senté al lado de un uruguayo que vivía hace 16 años en Berlin y tenía una colita muy finita que le salía casi de la nuca. Tocaba bien y me pasó mucho yeite en poco tiempo. Me encantan esos momentos en los que todo lo que te dicen parece importante: "más mano, menos palo"; "más floja la mano"; "pegale con las yemas". Yo intentaba absorber todo y copiar. Intentamos acelerar, mi compañero queda en la banquina. El profe para la clase, nos caga a pedos en español, lo volvemos a intentar y, ahora sí, con la gracia del colectivo lleno que acelera por una avenida y no deja subir a más nadie, tocamos más rápido, me olvido de todo, sonrío y le doy. Me empiezan a doler las yemas, es una buena señal.

Con la mirada el profe me señala el palo, como diciendo "más despacio, flaco", intento controlarlo. Casi sin darme cuenta, estoy tocando candombe, un ritmo al que le tenía muchas ganas hace unos años. Y suena. El alemán que tengo a la derecha tira unos arreglos que tienen menos candombe que Roger Waters, el profe le dice que no es musical lo que intenta hacer, le explica dónde está el sabor, por qué los acentos, por qué lo que él hace es un daño, el tipo lo escucha y entiende pero insiste. No importa. Preguntan si tocamos una más o si nos vamos. Una alemana, para mi, la que mejor tocaba, dice que toquemos un poco más, me sumo al pedido. Clave en la madera, los pianos hacen un arreglito que les enseñó el profe, entramos los repiques, entran los pianos, se arma el tuco, como decía Andy, aceleramos, intento que la mano izquierda suba y baje, como picando una pelota, como me dijeron, aceleramos un poquito más y la cosa empieza a tener gracia, llamada, terminamos todos juntos, sonrisas, despedidas en castellano y ojalá nos volvamos a ver pronto, amigos candomberos de Berlin.

2 comentarios:

  1. Esa LA-TI-NO amigo, que siga la cuerda y los relatos. Gamba

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  2. este relato es increíble! se puede palpitar. sincera admiración.

    inso

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