domingo, 16 de octubre de 2011

El extraño caso de los pantalones en Alemania

Me compré dos pantalones en ESPRIT. Suele ser una vidriera que ni miro porque las cosas son carísimas (y lindas y aparentemente buenas). Pero en Frankfurt entré al local de la calle Zeil, que ostentaba sus carteles de SALE, a ver si la cosa iba en serio. Jose me avisó: mirá los pantalones. Después de mucho buscar, encontré tres modelos distintos de mi talle. Acá mi talle, 36 todavía, pero 36 hot a fuerza de Nutella, no se consigue. Llegué a temer que no existiera. Hasta consulté con una vendedora en París, ilusionada con la posibilidad de comunicarme en francés y descrifrar el misterio. Parece que no hay tal misterio. Mi 36 es un 26 acá y no se consigue, seguramente porque hacen pocos. Acá soy XS. Pues bien, ESPRIT tenía 26 y hasta un 25. A buen precio, EUR 29. Me probé tres, me llevé dos. Un jean BOY FIT la mar de cómodo para estar en casa y otro corderoy gris para el frío que, joda joda, ya empezó. Ninguno de los dos me volvió loca, pero el abrigo, tanto indoors como outdoors, empieza a ser una urgencia.

No pretendan fotos, no soy Luli B. lovely thing.

La moraleja para las viajeras: muchacha, nunca olvides que en Europa las ofertas son ofertas.

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