Todo sería peor si no tuviéramos la mensa, el comedor universitario que nos alberga todos los mediodías. La comida es riquísima, variada y barata. Hay muchas ensaladas (con mayonesas, locas, con verduras hervidas), platos vegetarianos, pescado, cerdo, arroz y pastas. De vez en cuando también hay algo de vaca. Y unas papas a la crema que uno querría comer todos los días. Cada uno se sirve lo que quiere y en la caja pesan el plato (o te cobran a ojo). Los postres son muy Orlando, casi siempre con cremas y suave lluvia de calorías, y con el café (todos toman café, siempre) se pueden comer unas tortas tremendas. En el libro de Alemán lo habíamos visto: le dan mucha importancia a la torta.
La mensa, obvio, está llena de estudiantes ubicados en largas mesas. Todo es súper cool, con ropas de moda, anteojos que dan ganas de ser miope y pequeñas computadoras del futuro. El clima es bastante relajado y ayer, al sol, todos fuimos aún más felices.
Repitamos, con la mano derecha en el corazón:
Oh, mensa,
mantén estos cuerpos
bien alimentados
siempre
al menor precio.
uh que ganas de comer en la mensa me dieron
ResponderEliminarEn el peor de los atracones, pagarías 4 euros. Por 3 ó 3.50, a duras penas te comés un kebap.
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