


Queda en las afueras de la ciudad y hay que tomar un tren y subir una colina para llegar. Las habitaciones no tienen baño privado pero sí bacha. Los baños son super limpios y se ve que hay varios por piso, porque sólo una vez que quise ir lo encontré ocupado. El desayuno tiene de todo: fruta, pan, quesos, fiambres, cereales, yogures... Las monjitas que te dan los Guten Morgen cuando bajás a desayunar me resultaron un poco inquietantes, pero bueno, me reconozco extremadamente anticlerical. Lo recomendaría mas no diré su nombre porque cometí varios actos de vandalismo menor, tales como hacerme un sánguche en el desayuno y llevármelo, tapar la bacha y otros. Temo que me estén buscando. Tampoco dejé propina. Considero que no estoy en edad de dejar propina en los hoteles. El día que lo haga, me pongo al día con los aportes.
Foto de la vuelta, atravesando en tren la Selva Negra:

Típico enredo de dedos. Siempre hago cosas raras con ellos.
Sos mi vándala favorita!
ResponderEliminarah! y las monjas, me inquietan en cualquier lado que las cruce!
Hermosa crónica.