miércoles, 31 de agosto de 2011

Los lectores perspicaces habrán sabido leer entre líneas que en Mannheim agonizábamos de aburrimiento. Ahora estamos en Alsacia, del otro lado de la frontera, con nuestra amiga francesa Perrine en casa de otros amigos de ella. El pueblo en el que estamos se llamé Villé y queda en el valle... de Villé. No es lejos de Mannheim, de hecho estamos en el mismo plano de Le Guide des Automobilistes.



El fin de semana estuvimos en Saint Maurice-sur-Mosselle, un lugar aún más chiquito y más en la montaña. El sábado fuimos al Thèâtre du Peuple, en Bussangs. En otros encuentros Perrine me había hablado de la existencia de este teatro. Tiene más de cien años y una clara orientación de izquierda, y mezcla compañías con artistas amateurs de la región. La sala es un enorme edificio de madera y tiene la particularidad de que el foro se abre a la montaña. Estaba lleno porque era la última función de la temporada de verano y al final del espectáculo (un “cabaret espectral”), todos los elencos despidieron al director del teatro, que se tenía que ir después de seis años de trabajar ahí. Se notaba que todo el mundo amaba mucho ese lugar y debo confesar que casi se me escapa un lagrimón convivial.

El domingo paseamos por la montaña. La palabra clave es: ballade. Vimos el hormiguero más grande del mundo:

Oh!





Un fanático del transportador.

Sí. Les sacamos fotos a los terneros. Somos así de urbanos.

Volvimos a Villé, donde estamos desde entonces. La amiga de Perrine se la pasa cocinando y acá hasta lo más simple es mucho más rico. Las mermeladas caseras, las verduras de granja, ¡los quesos! Aquí la palabra clave es: Munster, una variedad local de queso bastante fuerte.



Schlachthaus: Das is Deutsch!



En este entorno estamos más productivos que en Mannheim. Los ratos que nos aíslamos de la conversación general rinden más que las horas una-igual-a-la-otra que veníamos pasando. Además es fácil aislarse: es como tirar del enchufe del francés y de pronto la charla es música. Punto a favor para trabajar en tránsito, oh sí.

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