jueves, 11 de agosto de 2011

Amargo kebap

Como pocas veces, el local de kebap estaba lleno. Nos metimos en la cola, algo tímidamente, luego de que alguien nos preguntara si íbamos a pedir. Llego al mostrador, encargo mi comida, el turco que atiende hace que sí con la cabeza, pido la de Perez pero él se da vuelta, se hace el que no escuchó, me corro a un costado. Perez se acerca al mostrador para decirle algo más al tipo. Le habla y él no la mira. Le vuelve a hablar y él no se hace cargo. Me quedo mirando, sin poder creer lo que pasa. ¿Así que esta es la forma en la que ningunean a las mujeres? No tengo reacción, miro la escena como si fuera en la tele. Le digo algo a Perez, no me acuerdo qué. El tipo me mira y me pregunta si lo quiero completo, respondo que sí, en piloto automático. Discutimos entre nosotros, lo único que se me ocurre hacer es irnos. Y nos vamos. Sin decirle nada al tipo, sin pelearlo un poco, ni decirle "loco, te están hablando".

Me dura la amargura, no por la actitud del flaco, un burro a todas luces, sino por el lugar en que quedó mi jermu, sola, y por no reaccionar, patalear un poco, aunque sea. La decisión de no ir más a ese bolichito me deja gusto a poco.

3 comentarios:

  1. Lo que pueden hacer es asomarse, tal vez el sr esperaba que lo echen... y quien te dice... dejar de ir porque el sr atiende. no es la solucion, la solución es mirar el local siempre... y si él esta no entran y si hay otro entrar.

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  2. en turquia no le dan de comer a las minas? ay, yo seria muy flaquita, no se eh, hay que pensarlo...eh

    que momento de mierda, pobrecitos los dos

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  3. Ese turco no merece una puteada. Tranca Josefo. Yo volvería con una bombita de olor en el bolsillo y se la dejaría de regalo en el mostrador.

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