jueves, 2 de junio de 2011

Diario de Soltero. Día 3

La aventura del día iba a ser comprar una bici en un lugar que abren sólo los jueves y que las venden muy baratas. Una conocida se compró una a 20 euros. La contra: quedaba en la loma del orto. Me estudié el mapa, me di cuenta que conocía la zona (más o menos cerca está el lugar de segunda mano en el que compramos varias cosas) y me anoté todas las indicaciones que me indicó Google Maps. Salí confiado y con guita. Cuando llegué a la avenida por la que pasa el tranvía, noté que había poca gente. Era al mediodía y a esa hora suele haber mucho movimiento. Casi que no había nadie. Miré más atentamente y descubrí que todos los negocios estaban cerrados. Se acercó el tranvía que tenía que venir. El mismo pitufo que aquella vez me dijo que me colara en el subte en Berlín, me dijo "subite, dale, seguro que está abierto". Le reconocí la voz al hijo de puta y no le hice caso. Me volví a casa y confirmé que, efectivamente, era feriado.

Por haber desgrabado una nota, me premié con una siestita en el sillón, en el que entro con las piernas dobladas, pero no importa, me dio sueño y me entregué. Me desperté dispuesto a cumplir la promesa que había hecho hace más de un mes y salí a correr. Mi outfit runner consistió en los botines de papí fútbol y las medias de Almagro. Cacho Castaña, hoy por hoy, debe estar en mejor estado aeróbico que yo. Cuando volvía a casa, me crucé con un flaco que tenía una remera que decía "Banco Provincia - Tandil camina". Y, para esa altura, yo también.

Estadísticas del día:
Personas con las que hablé: 0 (debo mejorar urgentemente esta marca).
Veces que frené agitado mientras corría: 3 (sin contar la final).
Duración de la entrevista desgrabada: 42 minutos.
Menú de la noche: Pizza congelada con tunneo correspondiente de tomate, queso y paprika mix.

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