domingo, 25 de septiembre de 2011

Diario de soltero III - Día 3

Salí a la mañana hacia Berlin, en tren. Estrené, con todo éxito, mi antifaz: clavé dos horitas de siesta. Cuando logré despabilarme, laburé un rato. Si hay algo que me hace sentir cool es laburar en un tren, mirando por la ventanilla. Caminé un rato apenas llegué y recibí el llamado de Laura, que estaba filmando en la calle y necesitaba una mano. Volví a la terminal (estaba a 20 minutos caminando, más o menos) y pasé 40 minutos perdido ahí adentro. Estaba seguro que por ahí pasaba el subte que necesitaba y lo busqué por todos lados pero no lo encontré porque, simplemente, no pasa por ahí. Agotado de caminar como un boludo por los mismos lugares y sin nadie a la vista a quien consultarle, le pregunté a un flaco que me indicó la combinación de transporte que me convenía. Quedamos con encontrarnos con Laura en la casa de un amigo de ella. Toqué timbre, me hizo pasar un flaco, no sabía que yo iba a ir pero me atendió con la mejor onda. Diez minutos después yo estaba cortando mango para un mango lasi que él quería preparar para un evento que organizaba a la noche. Es catalán Ruben, así que charlamos bastante. Al rato llegaron Laura y Anamet y las acompañé a la calle mientras ellas filmaban un proyecto de danza en la calle. Estar dando vueltas todo el día con el bolso y la mochila por Berlin me dejaron medio fusilado. Cuando llegó Perez, estábamos todos KO, pero la charla se reavivó hasta altas horas de la madrugada.

En la casa en la que estamos hay un EP de Sandro, vinilos y yerba. Nada puede salir mal.

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